¿El fin de la neutralidad de internet?



Cuando un periódico publica una noticia y el supuesto protagonista de la misma lo desmiente podemos estar ante una mentira o un error. Cuando son cuatro los medios de comunicación que se hacen eco de un rumor alarmante y la empresa afectada por el mismo, Google, se toma unas horas para desmentirlo, es posible que sea una guerra de globos sonda. Con el objetivo, o de hacer daño a Google, o de poner a prueba la tolerancia del público ante una eventual ruptura de la neutralidad de internet en EE.UU.
Google siempre ha abanderado el libre acceso a todos los contenidos de la Red en igualdad de condiciones. Es una máxima moral y además inteligente teniendo en cuenta que lo que vende Google es un buscador que teóricamente lo encuentra todo. Por eso para muchos resultó chocante leer ayer que el gigante californiano podría andar en trato con la operadora telefónica Verizon para que este priorice algunos de sus contenidos en la red, obviamente previo pago.
El epicentro del terremoto estaba en «The New York Times» pero se extendía hasta «The Washington Post», la agencia de noticias Bloomberg y el blog Politico. En cada una de estas cabeceras el rumor adquiría distintos matices de gravedad. Pero quedaba en pie que Google aceptaba entrar en el juego de una internet a la carta, donde las operadoras telefónicas serían libres de cobrar por dar mayor resolución y velocidad a determinados contenidos, por ejemplo facilitando la descarga de los vídeos de Youtube, que pertenece a Google, sobre los de empresas rivales.
¿Es eso legal? Esa es precisamente la madre del cordero. El pasado mes de abril la Federal Communications Comission (FCC), la agencia del Gobierno norteamericano responsable de las comunicaciones, se llevó un varapalo judicial en un tribunal federal de apelación que le discutió el derecho a tener la última palabra sobre estas prácticas.
Hay que tener en cuenta que las operadoras defienden sus intereses, y los defienden bien. Para empezar hacen valer que la mera gestión de la Red exige poder priorizar unos contenidos sobre otros para impedir que los más pesados y más lentos de descargar colapsen el tráfico. Lo suyo podría ser tan inocente como un semáforo. Pero incluso cuando no lo fuese habría que respetarlo porque, según alegan, después de invertir muchos esfuerzos y dinero en las redes de cable y en hacer llegar la banda ancha a muchos hogares, ahora tienen derecho a ganar dinero cobrando unas tarifas normales y otras especiales.
Mala publicidad
Pero a los defensores de la plena igualdad de acceso a todos los contenidos en la Red siempre les queda el arma de la mala publicidad. La filtración de las posibles negociaciones entre Google y Verizon, que según algunas versiones podrían estar a punto de cerrar su acuerdo, ha mostrado el efecto que esta noticia podría tener, de hacerse realidad, en la reputación de ambas compañías. Verizon no parece muy afectada, ya que su aproximación al público ya los clientes nunca se ha basado en enarbolar estándares éticos superiores a los de la competencia. Pero Google echó marcha atrás en el acto.

via:abc.es


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