
Los creadores del juego aseguran que para encontrar e identificar al acusado, se emplearon avanzadas técnicas. Según las investigaciones, James B. es responsable de que el juego de Nintendo estuviera disponible en Internet para ser descargado.
La sentencia indica que Nintendo debe recibir un pago de 1.5 millones de dólares por parte de James B., como compensación por los daños y perjuicios, y para compensar las perdidas que la compañía nipona ha sufrido por las acciones de australiano.